vendredi 21 décembre 2012

Mi caballero…





- Príncipe: Llévame contigo, es sencillo. Sólo tienes que hacerme tuyo.
- Caballero: ¡Ah! tu perfume es en realidad tan dulce como el florecer de las violetas en mayo. La primera vez que te escuché hablar, fue como escuchar el trino de un pajarito, como si los sonidos rodasen uno tras otro, bailando sobre tu lengua…ni siquiera eran palabras.


La belleza ha perdido su valor ante los ojos de nadie. Es pisoteada, devorada y asesinada. La fragancia de las flores es la mitad de nuestro cuerpo. No hay que perderlas de vista. Es una señal para que no olvidemos el lugar de nuestros inicios. Hay personas que nunca la han sentido…pero puede ser alcanzada.


- Príncipe: Levántame para poder alcanzar esas flores. El que pueda cumplir mi deseo. ¿tú?
- Caballero: ¿Me dejas ir a tu lado?
- Príncipe: (…)
- Caballero: Quiero besarte. Tienes el mismo aroma que aquella vez que nos…
- Príncipe: Shhh…
- Caballero: Lo deseas ¿verdad? No es una coincidencia ¿cierto? Voy a hacerte el amor, tus labios, tu voz, tu cuerpo son el dulce aroma sutil de una camelia…


Frente a las personas que tienen el aroma de una flor…es imposible, por mucho que lo intentemos no nos podemos resistir a esa lenidad.


- Príncipe: Tienes una mirada muy…quiero que seas mi caballero.
- Caballero: Ahora comprendo esos sonidos tan hermosos como el canto de un ruiseñor, tan suave…un deseo que podrá ser al fin.
- Príncipe: Me gustaría ir contigo a cualquier parte al otro lado de ese cielo azul, mi caballero, no te alejes de mí, no vayas a un lugar donde no pueda alcanzarte, mi caballero, el que controla mi destino…


Es la fragancia de una flor…

FIN