samedi 22 février 2014

Esa mañana no le habían despertado, ni los rallos de sol chapoteando en su almohada, ni los cantos de los pájaros que, de costumbre, le daban la bienvenida a un nuevo día. Esa mañana fue algo distinto, fue algo que procedía de su interior. Los latidos de su corazón pretendían huir de su pecho, pero en vano. Se levantó aturdido de la cama y se dirigió a la cocina a por un vaso con agua. Johan apareció de la nada.

- ¿Te encuentras bien? Preguntó Johan. Su voz calmó la marea de zumbidos. – Anda ven, que vas a coger frio.

Daniel se acurrucó contra él, los latidos dejaron de agolparse en su pecho.

- Tout va pour le mieux dans le meilleur des mondes possibles. Susurró Johan a su oído.
-  ( Suspiro) No me cabía la menor duda. Pensó Daniel en ese momento mientras se dibujaba una sonrisa en su mirada.

Je t’aime gritaron sus pulmones, aunque no lo habría oído seguramente, Johan lo sintió vibrar en lo más profundo de su ser.

mercredi 5 février 2014

El sábado llegó más rápido que de costumbre, las ganas e ilusiones lo arrastraron por los pies. Daniel, algo perdido, buscaba alejarse del baile macabro de aquellos abrigos que parecían burlarse de él. En la pista de baile, los altavoces recitaban encantamientos que hechizaban a todos aquellos que encontraba a su paso. Un universo de estrellas brillantes se deslizaba sigilosamente entre ellos, inundando la sala. Una de ellas se metamorfoseó en una minúscula motita de purpurina cargada de reflejos centelleantes y aterrizó en la nariz de Daniel. Suspiró y cerró los ojos un instante. La música comenzaba a retumbar en su cabeza, de repente una voz se dirigió a él.

- M’accorderiez-vous cette danse?
- Avec plaisir.

Tout de suite les deux jeunes se trouvèrent au milieu de la salle. Daniel se blottit et se colla contre lui, la tête posée contre son épaule.

- Tu t’appelles comment ? dit Daniel ému et très souriant
- Je m’appelle ….
- Disculpa, dónde puedo poner mi abrigo ?- exclamó un chico que acababa de entrar
- Euh…dámelo a mí soy el encargado de los abrigos.- respondió Daniel aun aturdido por el cambio de realidad.

Quizás no sepa jamás su nombre...en cualquier caso je l'attendrai dans mon coin bleu…