Sin más...

Calma...le decía una y otra vez a esa alarma que saltaba cada vez que merodeabas por alguno de mis sentidos. TE MENTIRÁ, SE IRÁ, DESAPARECERÁ daban vueltas alimentando mis miedos regando las semillas de mis sueños con su estúpida ausencia. Mientras tú, impasible, como si nada, mordías una de las fresas que habían sobrado después de haberme poseido y hechizado con tus susurros demasiado cortos, pisas, rompes...una y otra vez. Vuelve esa temida guerra, esa lucha de sentidos, razón y sentimientos, que se desata cuando alguien me empieza a importar demasiado pero esta vez voy a luchar y no me esconderé siempre entre tus brazos para que tu cargues con todo y hacerte responsable si ruedan cabezas. Total ya estoy perdido pues ya te...quiero demasiado.

P.D Sé que no te gustan las fotos a traición, al igual que a mi no me gustan los traidores. Mi libro lo escribo con una tinta que no es a prueba de olvido. No te conviertas en una página en blanco que alguien volverá a llenar. Solo los grandes amores permanecen como griegos y romanos.

La noche es oscura y alberga ilusiones

Era tarde, hacía frio y estaba lloviendo. Desde la ventana de la habitación se podía apreciar como las gotas de lluvia jugaban entre ellas, el vaho producido por el contraste de la calefacción les permitía cierta intimidad en algunas esquinas del cristal. Nos metimos en la cama, había sido un día largo lleno de sorpresas, sobre todo de amigos. Por fin ya los dos solos. Sus susurros, sus labios acariciando el lóbulo de mi oido y sus brazos que me abrazaban por detrás conteniendo fuertemente mi respiración. Es uno de esos momentos en los que en mitad de la oscuridad, sin que nadie me vea, sonrío. Y sí, soy inmensamente feliz.