Una vez más se despertó antes que la luz del día chapoteara sobre su almohada. Sus ojos sonrieron como si estuviera feliz. Miró a un lado y al otro.
- ¿Dónde estará? - Suspiró Daniel.
Se incorporó, se puso sus gafas y leyó la nota que aun dormitaba encima de la mesita de noche: "Je reviendrai, Je t'aime. Johan". La esperanza, que en otro momento le insuflaban esas mismas palabras, se debilitaba cada vez más.
- Creo que no va a volver. - Pensó.
- Ya todo está perdido. ¿Sabes por qué? porque el Amor se le parece cada vez más. - Le advirtió la soledad.
Daniel, atemorizado, se escondió detrás de una sonrisa cuarteada.