vendredi 11 octobre 2013

Esa noche la luz se escurría por la ventana entreabierta precipitándose al vacío desde un segundo piso. En su interior había un sofá con los cojines deformados, justo al lado de él se sentaba ella haciendo ganchillo mientras era columpiada por esa mecedora que parecía estrecharla entre sus brazos. Le gustaba perderse en sus pensamientos mientras la televisión seguía en el mismo canal.

“Buenas noches, el tiempo nos depara intensas lluvias…”

Se levantó depositó el tricot encima del sofá y apagó la televisión. Se dirigió a un viejo y ya oxidado reloj de arena y lo vació para llenarlo con sus cenizas. A partir de ese momento él pasó a ocupar todo su tiempo aunque el jersey estuviera terminado.

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