"A veces las historias no tienen un final feliz, hay que buscar alternativas para sobrellevar un silencio que empieza a calarte los huesos. A veces, llega tan hondo que te fractura el corazón, al más mínimo recuerdo. Pero ahí están las personas que como tú: irumpen de repente con cazerolas y sartenes para contrarestar ese silencio...una vez más...como en los viejos tiempos y a pesar de todo. Hasta que pueda coger fuerzas para volver a ser un adicto a los finales felices y a luchar para que los sueños se hagan realidad. Gracias, especialmente a ti, por haberte escondido cuando te espanté, en vez de desaparecer. Ahora no sé qué sería de mi, sin mi Ángel guardián".

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