mardi 9 septembre 2014

Se despertó una mañana de invierno, los rayos de sol no asomaban aun por la ventana, se quedó pensativo en una cama que ya le quedaba bastante grande.
-¿Cómo pasan los años? Eh Mi Amor -sonrió-, el paso del tiempo se va esculpiendo en mi piel, ya me salen arrugas hasta en los recuerdos -Suspiró-.
Se hizo un enorme silencio en la habitación, solo podía oirse una respiración cansada y los latidos de un corazón que la vida dejó vacío injustamente.
-Yo ya he vivido mucho tiempo, cariño, es hora de reunirme de nuevo contigo. Cerró los ojos para poder volver a verle. Le sonreía, le estaba abriendo sus brazos, no dudó ni un segundo y se tiró a ellos.
Los primeros rayos de sol empezaron a entrar por la ventana, lo primero que vieron fue una enorme sonrisa dibujada en su alma. Su cuerpo no volvió a abrir los ojos, pero eso daba igual, el Amor nunca los llegó a cerrar. Desde entonces, no se volvieron a separar en toda la eternidad.

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